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sábado, 5 de febrero de 2022

Te Deum, Ennio Morricone

 Pero dónde está la cruz? El palo sí que se nota. 


Pero dónde está la cruz? El palo sí que se nota.


https://ec.aciprensa.com/wiki/El_Te_Deum

EN LATÍN                  EN CASTELLANO

Te Deum laudamus:         A ti, oh Dios, te alabamos, (y loamos; laor)
te Dominum confitemur. a ti, Señor, te reconocemos.
Te aeternum Patrem         A ti, eterno Padre,
omnis terra veneratur. te venera toda la creación.
Tibi omnes Angeli;         Los ángeles todos,
tibi caeli et universae Potestates; los cielos y todas las potestades te honran.
Tibi Cherubim et Seraphim Los querubines y serafines
incessabili voce proclamant: te cantan sin cesar:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Santo, Santo, Santo es el Señor,
Deus Sabaoth. Dios del Universo.
Pleni sunt caeli et terra Los cielos y la tierra están llenos
maiestatis gloriae tuae. de la majestad de tu gloria.
Te gloriosus Apostolorum chorus, A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
Te Prophetarum laudabilis numerus, la multitud admirable de los profetas,
Te Martyrum candidatus laudat exercitus. el blanco ejército de los mártires.
Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia, A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Patrem inmmensae maiestatis: Padre de inmensa majestad,
Venerandum tuum verum et unicum Filium; Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum. Espíritu Santo, Defensor.
Tu Rex gloriae, Christe. Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tu Patris sempiternus es Filius. Tú eres el Hijo único del Padre.
Tu ad liberandum suscepturus hominem, Tú para liberar al hombre, aceptaste la condición humana
non horruisti Virginis uterum. sin desdeñar el seno de la Virgen
Tu, devicto mortis aculeo, tú, rotas las cadenas de la muerte,
aperuisti credentibus regna caelorum. abriste a los creyentes el Reino del Cielo.
Tu ad dexteram Dei sedes, in gloria Patris. Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Index (Iudex) crederis esse venturus. Creemos que un día has de venir como juez.
Te ergo quaesumus, tuis famulis subveni: Te rogamos, pues que vengas en ayuda de tus siervos,
quos pretioso sanguine redemisti. a quienes redimiste con tu preciosa Sangre.
Aeterna fac cum sanctis tuis in gloria numerari. Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos
V. Salvum fac populum tuum, Domine V. Salva a tu pueblo, Señor,
et benedic hereditati tuae. y bendice tu heredad.
R. Et rege eos, et extolle illos usque in aeternum. R. Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
V. Per singulos dies benedicimus te. V. Día tras día te bendecimos
R. Et laudamus nomen tuum in saeculum, R. y alabamos tu nombre para siempre,
et in saeculum saeculi. por eternidad de eternidades.
V. Dignare, Domine, die isto V. Dígnate, Señor en este día
sine peccato nos custodire. guardarnos del pecado.
R. Miserere nostri, Domine, miserere nostri. R. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
V. Fiat misericordia tua, Domine, V. Que tu misericordia, Señor,
super nos, quem ad modum speravimus in te. venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti.
R. In te, Domine, speravi: En ti, Señor, confié
non confundar in aeternum. no me veré defraudado para siempre.

Título

“Te Deum” es el título abreviado dado normalmente tanto al texto latino original como a las traducciones de un himno en prosa rítmica, cuyas palabras de apertura, Te Deum Laudamus, formaron su primer título conocido (a saber, en la Regla para Monjes de San Cesáreo, escrito probablemente cuando él era abad de Lérins, antes de 502 d.C.). Este título más largo se usa en las "Reglas para Vírgenes" compuestas por San Cesáreo mientras era arzobispo de Arles, y por su segundo sucesor en la misma sede, San Aureliano, también en la Regla de San Benito y generalmente en literatura más temprana. Al himno también se le llama a veces "Hymnus Ambrosianus", el "Himno Ambrosiano"; y en el Breviario Romano se titula todavía, al final de maitines para el domingo, "Hymnus SS. Ambrosio y Agustina." Es interesante notar que el título se ha cambiado a "Hymnus Ambrosianus" en el "Psalterium" del nuevo Breviario Romano de Pío X. Este salterio fue impreso en 1912, pero se hizo obligatorio desde el 1 de enero de 1913. El Te Deum se encuentra en la primera parte del "Psalterium Ordinarium", etc. La tradición de que fue espontáneamente compuesto y cantado alternadamente por estos santos en la noche del bautismo de San Agustín (387 d.C.) puede remontarse a fines del siglo VIII. A mediados del siglo IX Hincmar de Reims (ut a majoribus nostris audivimus) lo menciona en su segunda obra, "De praedestinatione" (P.L., CXXV, 290), y aparece en una forma elaborada en una crónica milanesa atribuida a Dacio, obispo de Milán (m. alrededor de 552), pero que realmente data sólo del siglo XI (así Jean Mabillon, Muratori, Merati, etc.). Los estudiosos ahora rechazan generalmente esta tradición.

(a) Naturalmente debe de haber tenido, desde tiempos remotos, un lugar prominente en Milán; pero de los primeros manuscritos del Te Deum que se refieren a la tradición en sus títulos, ninguno tiene alguna conexión con Milán, mientras que el texto del "Breviario Catedralicio de Milán" (siglo XI) no tiene ningún título.

Autoría:

(b) La tradición que atribuye la autoría a los dos santos no es única. Otra tradición está representada por el comentario del Abad de Fleury (985 d.C.) en sus "Quaestiones grammaticales" (P.L., CXXXIX, 532, #19) acerca de la substitución errónea de "suscepisti" por "suscepturus" en el verso "Tu ad liberandum suscepturus hominem", etc., en lo que él llama "Dei palinodia quam composuit Hilarius Pictaviensis episcopus". Puede agregarse que un manuscrito del himno del siglo VIII o IX, ahora en Munich, se lo adscribe a San Hilario de Arles.

(c) Pero este himno no puede adscribirse prudentemente ni a Hilario ni a San Ambrosio porque, aunque los dos compusieron himnos, el Te Deum está en prosa rítmica, y no en los metros clásicos de los himnos conocidos escritos por ellos. Mientras, desde el siglo IX hasta ahora, no hay ningún siglo y ninguna zona de Europa Occidental que no haya sido testigo de la atribución tradicional, el primer manuscrito, el "Bangor Antiphonary" (siglo VII) da como título meramente "Ymnum in die dominica", mientras que otros manuscritos más tempranos no hacen ninguna referencia a la autoría, ya sea dejándolo sin título o contentándose con los generales como "Laudatio Dei" (manuscrito del siglo VIII), "Laus angelica" (siglo XII), "Hymnus matutinales"..."Hymnus die dominico", "Hymnum dominicale", etc., Otros manuscritos le atribuyen el himno variamente a San Niceto, Viceto (obviamente un desliz de la pluma por Niceto), Nicecio, Nicetes, Neceta (pensándose que todos estos son idénticos a Niceta o Nicetas, obispo de Remesiana), a San Hilario de Arles, San Abundio, San Sisebuto, San Ambrosio o San Agustín.

(d) La importancia de la ocasión a la que la leyenda asigna la composición del himno (el bautismo de San Agustín) y la apariencia comparativamente tardía de la atribución a los dos santos son argumentos adicionales contra la tradición. Merati piensa que la leyenda puede haberse basado en las palabras de un sermón espurio, dado como número 92 en una edición de las obras de San Ambrosio (París, 1549), "De Augustini Baptismo": "In quo una vobiscum cum divino instinctu Hymnum cantavimus de Christi fide". Puede añadirse que los mauristas omitieron el Te Deum en su edición de San Ambrosio; Batiffol ("Hist. Du Brev. Romain", París, 1893, pág., 98; tr. autorizada y corregida, Londres, 1898, p.110) escribe": nadie piensa ahora en atribuir este centón (N. del T.: centón: obra literaria, en verso o prosa, compuesta enteramente, o en la mayor parte, de sentencias y expresiones ajenas) a San Ambrosio o a San Agustín"; que el Padre Burton, en su "Vida de San Agustín, Un Estudio Histórico" (Dublín, 3ra. ed., 1897) ni siquiera menciona la leyenda sobre la doble autoría y el bautismo de San Agustín; y, finalmente, que Portalie (ver Vida de San Agustín de Hipona) señala: "Es infundada la tradición que sostiene que el Te Deum fue cantado en esa ocasión por el obispo y el neófito alternativamente."

Los estudiosos no aceptaron los otros nombres citados arriba y la cuestión de la autoría ha quedado abierta. En 1894 Dom Morin le concedió a Nicetas de Remesiana el honor de la autoría. Zahn, Kattenbusch, Kirsch (en Alemania); Frere, Burn (en Inglaterra), mientras que el obispo anglicano de Salisbury considera la conjetura de Morin "muy plausible"; y Batiffol en Francia han adoptado su sugerencia. Las razones para esta opinión son:

(1) Diez manuscritos (los más tempranos del siglo X), principalmente de origen irlandés, nombran a Nicetas (sin embargo, con ortografías e identificaciones variables); e Irlanda, tan remota del continente de Europa, pudo guardar fácilmente hasta el siglo X una tradición del V.
(2) La fecha probable de composición del himno corresponde con la de la actividad literaria de Nicetas.
(3) San Paulino de Nola alaba (Carmina, XVII, XXVII) los dones poéticos y musicales de su amigo Nicetas
(4) Genadio habla del estilo claro y simple de su prosa, y Casiodoro encomia su concisión. Estas apreciaciones críticas se consideran aplicables al estilo del Te Deum que depende principalmente para su efecto en la nobleza del tema y la simplicidad y franqueza de la expresión.
(5) La autoría de los tratados "De psalmodiae bono" y "De vigiliis servorum Dei" fue adjudicaba antes a San Nicecio de Tréveris, pero ahora se atribuye con la mayor probabilidad a Nicetas de Remesina. Su “evidencia interna prueba que Nicetas sintió la necesidad de un himno tal como el Te Deum, y por así decirlo, vivió en la misma esfera de pensamiento religioso” (Burn, CII), mientras que pasajes paralelos de sus escritos (dados por Burn, CIII-CIV), aunque no ofrecen una cita directa, exhiben similitud de pensamiento y dicción.
La paternidad literaria de San Nicecio es cuestionada por algunos estudiosos (Cagin, P., Wagner, Agaesse, Koestlin, Blume). Entre los pasajes citados para indicar un origen mucho más temprano quizás el más notable es el "De mortalitate" (XXVI) de San Cipriano de Cartago, escrito durante la plaga en 252: "Illic apostolorum gloriosus chorus; illic prophetarum exsultantium numerus; illic martyrum innumerabilis populus ob certaminis et passionis gloriam coronatus; triumphantes virgines, quae concupiscentiam carnis et corporis continentiae robore subegerunt; remunerati misericordes." Hay una similitud obvia entre esto y los versos del Te Deum: "Te gloriosus apostolorum chorus; te prophetarum laudabilis numerus; te martyrum candidatus laudat exercitus [versos 7-9] Aeterna fac cum sanctis tuis gloria munerari [verso 21]". Quizás el "remunerati" de San Cipriano y los "munerari" de los más antiguos textos del Te Deum son una mera coincidencia; pero el resto de los pasajes similares no puede ser un accidente. ¿Cuál fué el más temprano---el Te Deum o el texto de San Cipriano? Se disputa que, por muy conocidos y altamente estimados los trabajos del santo, hay poco en este pasaje en particular para impactar la imaginación de un escritor de himnos, mientras que sería una cosa muy natural para un escritor de prosa tomar prestadas algunas expresiones de un himno tan generalmente cantado como puede haber sido el Te Deum. Es más, si el himno se tomó prestado de San Cipriano ¿por qué no incluye el "virgines" en lugar de detenerse con "martyrum"? El argumento adicional para un origen muy temprano de por lo menos los primeros diez versos del himno se encuentra en las comparaciones entre éstos y los textos y melodía de los Prólogos, en la estructura del “Gloria in excelsis”, en el carácter rítmico y melódico del Te Deum, en las traducciones griegas.

Este argumento arqueológico no puede declararse inteligiblemente en unas pocas palabras, pero pueden mencionarse algunas de sus bases: (a) Si el Te Deum se hubiera compuesto en los últimos años del siglo IV, sería una única excepción de la himnología de ese tiempo que estaba toda formada por estrofas regulares y la métrica introducida y popularizada por San Ambrosio. (b) Del punto de vista de melodía, el himno tiene tres divisiones: versos 1-13, 14-20 y 21 hasta el final. La primera melodía (1-13) es aparentemente más vieja que las otras. (c) Desde el punto de vista del ritmo, hay también tres divisiones: los versos 14-21 exhiben perfecta coincidencia con las leyes del "cursus", o cierres rítmicos, que datan del siglo IV, mientras que los versos 1-10 tienen sólo cinco (4, 6 y 8-10) versos cerrados con el cursus rítmico, y se supone que estos cinco son un resultado accidental; los versos 22 al final pertenecen a una categoría totalmente diferente, habiendo sido tomados principalmente de los Salmos [28(27),9; 145(144),2; 123(122),3; 33(32),22; 31(30),2]. Se ha argumentado que, juzgando por la melodía y el ritmo, los primeros diez versos forman un himno completo (habiendo sido añadidos los versos 11-13 posteriormente como una doxología) a Dios Padre, mientras los versos 14-21 forman un himno (añadido en el siglo IV) a Cristo. Como se señaló anteriormente, los primeros diez versos ofrecen (vv. 7-9) el paralelismo con las palabras de San Cipriano, y son, por las varias razones citadas, supuestamente anteriores al año 252. La especulación le atribuye su autoría al Papa San Aniceto (m. alrededor de 168 d.C.).

Aquí se deben señalar tres puntos textuales. En el verso 12 se considera a "Unigenitum" como el texto original (habiéndolo suplantado "unicum" quizás a través de la influencia del Credo de los Apóstoles en el cual "unigenitum" era raro). En el verso 21 casi todos los manuscritos muestran "munerari" (gloria munerari) en lugar del "numerari" presente (in gloria numerari) que Blume ha encontrado en un manuscrito del siglo XII y que quizás se originó en las palabras del Canon de la Misa:"in electorum tuorum jubeas grege numerari." El verso 16, "Tu ad liberandum suscepturus hominem", etc., ofrece mucha oportunidad para la discusión crítica. La mayoría de los manuscritos favorecen "suscepisti" (con "liberandum", seguido a veces por "mundum"--- Tu ad liberandum mundum suscepisti hominem): pero "suscepturus", sostenido por San Abón de Fleury, Hincmar, y otros, y citado en una carta de San Cipriano de Tolón (c. de 530), fue probablemente la palabra original, y el verso no se presta fácilmente a la traducción. Una traducción del siglo XV lee: "Cuando tomas sobre ti a la humanidad para la liberación del hombre, no aborreciste el vientre de una Virgen.” Con exactitud similar, un "Devocional" de Salisbury de 1504 dice: "Tú (cuando tomas nuestra naturaleza para liberar al hombre) no aborreciste el vientre de una virgen”. El último "Devocional" de Enrique VIII (1546) probablemente fue el primero en introducir la ambigua variante: “Cuando tomaste sobre ti liberar al hombre." El "Manual de Oraciones" (de Baltimore) no es más exacto:"Has tomado sobre Ti liberar al hombre, sin rechazar el útero de la Virgen." El "Misal Romano Adaptado al Uso de los Laicos" (Nueva York, 1901) es laboriosamente exacto: "Tú, cuando te encargaste de liberar al hombre, no temiste el útero de la Virgen". El "Misal para Uso de los Laicos" (Londres, nueva ed. 1903, CXXXIV) da una nueva versión en rima:

"Tú, para redimir al hombre perdido de la sentencia oscura del infierno
no aborreciste el humilde útero de una Virgen.
Esto no está muy lejos de la versión de Dryden:

”Tú, que para salvar la inminente sentencia del mundo,
te dignaste habitar en el vientre de una Virgen”.
Las rúbricas generales (título XXXI) del Breviario Romano dirige la recitación del Te Deum al final de maitines: (a) en todas las fiestas a lo largo del año, tanto de nueve como de tres lecturas, y a lo largo de sus octavas. Se dice en el día de la octava de la fiesta de los Santos Inocentes, pero no en la fiesta misma a menos que caiga en domingo; (b) en todos los domingos desde Pascua (inclusive) hasta Adviento (exclusivamente) y de Navidad (inclusive) a [[Septuagésima (exclusivamente); (c) en todos los días de feria durante el tiempo de Pascua (a saber, desde el domingo inferior hasta el Día de la Ascensión) excepto el lunes de Rogaciones. En aras de mayor claridad, las rúbricas añaden que no se dice en los domingos de Adviento, o desde Septuagésima al Domingo de Ramos inclusive, o en días de feria fuera del tiempo de Pascua. Se recita inmediatamente después de la última lectura, y por consiguiente reemplaza al tercer o noveno responsorio según sea el caso; pero en los días que no se dice, es sustituido por el responsorio. El Te Deum es seguido inmediatamente por laudes, excepto en el Día de Navidad (cuando es seguido por la oración, y ésta es la Misa). En general, el Te Deum puede decirse que el Te Deum sigue la misma rúbrica que el Gloria in Excelsis Deo en la Misa.

Además de su uso en el Oficio Divino, el Te Deum se canta de vez en cuando en la acción de gracias a Dios para alguna bendición especial (por ejemplo, la elección de un Papa, la consagración de un obispo, la canonización de un santo, la profesión de un religioso, la publicación de un tratado de paz, una coronación real, etc.), y entonces usualmente después de la Misa o el Oficio Divino, o como una ceremonia religiosa separada. Cuando se canta inmediatamente antes o después de la Misa, el celebrante, quien entona el himno, puede llevar las vestiduras en el color del día, a menos que éstas deban ser negras. Por otra parte, mientras las rúbricas no prescriben ningún color especial, el violeta está prohibido en las procesiones de acción de gracias (pro gratiarum actione), el verde es impropio para tales ocasiones solemnes, en el rojo (aunque permisible) no se debería pensar, excepto que lo requiera una fiesta tal como el domingo de Pentecostés. Por consiguiente, blanco u oro, que es considerado su equivalente, es el color más conveniente. El coro y la congregación cantan el himno estando de pie, incluso cuando el Santísimo Sacramento está expuesto, pero se arrodillan luego durante el verso "Te ergo quaesumus…" . Al final se añaden los versos "Benedicamus Patrem" etc. seguido por la sola oración "Deus cujus misericordiae."

Hay prácticamente sólo una melodía del canto llano para el himno, variando mucho, sin embargo, en diferentes manuscritos. La melodía oficial y característica se da ahora en el Gradual del Vaticano (1908) en el Apéndice (pro gratiarum actione) en dos formas, el tonus solemnis (en que cada verso empieza con notas preparatorias o entonadoras) y juxta morem romanum (en que el verso comienza ex abrupto). Pothier nota una gran afinidad entre las melodías del Te Deum laudamus, Te dominum confitemur y las del Prefacio, Per Omnia Sursum Corda. Él también señala (Mélodies grégoriennes, 239) un cambio de la salmodia en la melodía del Te Deum, fortalecido por la introducción de una forma de antífona distinta en las palabras "Aeterna fac", etc., repitiéndose tres veces la melodía de la antífona. Mientras la melodía del canto se ha usado como un canto fermo para las Misas polifónicas, las formas polifónicas son menos comparadas con muchos himnos de menor importancia. Palestrina, Jacob Haendl, y Felice Anerio han tratado así la vieja melodía. Los compositores italianos del siglo XVII hicieron arreglos para varios coros con órgano y orquesta. Los manuscritos de Cherubini están perdidos. Berlioz consideró el final de sus propios arreglos (para dos coros, orquesta, y órgano) "indudablemente su trabajo más fino". A veces a los versos alternados sólo se les pone música, para que otro coro o la congregación puedan cantar los otros versos en canto llano (como en el Miserere). El texto latino se ha traducido al inglés y se le han hecho muchos arreglos. El "Utrecht" de Handel y el Te Deum "Dettingen" son famosos. Un rasgo interesante de este último es que toma su inspiración para diez de sus números de un Te Deum compuesto por el minorita Francesco Urio, y hábil compositor milanés del siglo XVII al XVIII. Quizás la más satisfactoria de los arreglos recientes del Te Deum para su uso en la Iglesia es la de Edgar Tinel, escrito para celebrar el septuagésimo quinto aniversario de la independencia belga (1830-1905). Está compuesto para un coro mixto de seis voces, orquesta, y órgano.

Hay aproximadamente veinticinco traducciones métricas al inglés, incluso la versión sonora de John Dryden, "A Ti, Dios Soberano, nuestra agradecida alabanza" y la del Rev. Clarence A. Walworth, normalmente usada en los himnarios católicos americanos, "Dios Santo, nosotros alabamos Tu Nombre", pero escrito antes de su conversión, puesto que apareció con fecha de 1853 en el "Himnario Evangélico". Hay también seis versiones en inglés basadas en la traducción libre al alemán de Martín Lutero. Hay muchas versiones alemanas de las que "Grosser Gott, wir loben dich" normalmente se usa en las iglesias católicas. Probablemente la más reciente traducción católica se encuentra en la nueva edición (Londres, 1903) del preboste Husenbeth "Devocionario para Uso de los Laicos", "Nosotros te alabamos, Dios: nosotros te glorificamos, Señor".

Enlaces relacionados
Fuente: Henry, Hugh. "The Te Deum." The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912. 8 Feb. 2010 <http://www.newadvent.org/cathen/14468c.htm>.

Traducido por Beatriz N. Prestamo. L H M.



A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos,
los cielos y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza
el glorioso coro de los Apóstoles,
la multitud admirable de los Profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día
has de venir como juez.
Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

jueves, 9 de agosto de 2018

La última cena, ya va siendo hora

La última cena, ya va siendo hora




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martes, 24 de julio de 2018

Biblia, receta, agua, vino

Alguien sabe en qué página de la Biblia está la receta para convertir el agua en vino? Es para una fiesta este viernes.

Alguien sabe en qué página de la Biblia está la receta para convertir el agua en vino? Es para una fiesta este viernes.

Las bodas de Caná es el título con el que se suele identificar un relato que tiene lugar al final de la primera semana del ministerio de Jesucristo en el Evangelio de Juan 2:1-11. 

Evangelio de Juan 2:1-11


Este pasaje describe el primer signo realizado por Jesús, el cual tuvo por marco una boda en Caná de Galilea a la que también asistían su madre y sus discípulos. En un momento dado faltó vino, por lo que María dijo a los sirvientes que hicieran lo que Jesús dijera


Éste dispuso que se llenaran de agua seis tinajas de piedra destinadas a purificaciones, pero al revisar el contenido, el agua se había transformado en un vino de gran calidad. Para Juan el evangelista, esa fue la primera de las señales realizadas por Jesús.

Según refiere el Evangelio de Juan: "Por aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice su madre a Jesús:


«No tienen vino». Jesús le responde: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. / 600 litros, olé Jesús, solo Salvador de Lledó te supera /



Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba, a cormull. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora». 

Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus signos. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días. Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén."